من المقامر إلى ملك الدجاج الذهبي

¡Qué locura! Pensé que era un juego de azar… pero resulta que el gallo te enseña a bailar con la máquina como si fuera el Carnaval de Santsiaco. No ganas dinero, ganas ritmo. Cada palanca es un tambor que late al ritmo de tu abuela… y sí, tú también estás bailando con el gallo. ¿Y tú? ¿Tienes tu R$50 o te vas a quedar mirando las fallas? ¡Comparte si ya sabes que no es pecado… es sintaxis!